Cosas quemadas

Cuando Gardel llegó a Nueva York para filmar, Nonino realizó una talla en madera para regalársela al Zorzal. Contaba el mismo Astor que lo vistieron elegantemente con saco azul, pantalón blanco de franela y lo enviaron al edificio de Bellas Artes, en la calle 48, en Broadway, donde estaba alojado Gardel y sus acompañantes.
La talla en madera representaba un gaucho con una guitarra.
Tiempo después, Astor contó que tocaba el bandoneón, noticia que alegró mucho a Gardel y a partir de aquel momento se hicieron amigos, al punto que Astor se convirtió en cicerone de Gardel quien no hablaba inglés.
Un domingo los padres de Astor invitaron a Gardel a comer ravioles hechos por la mamá y buñuelos de manzana de postre. Ese día Astor tocó el bandoneón para Gardel. "Pibe, vos tocás el bandoneón como un gallego", dijo Gardel cuando lo escuchó. Sabemos que la amistad de Gardel con el pequeño Astor llegó, incluso, a que lo hiciera participar en una escena de la película El día que me quieras, en el papel de canillita. Y antes de llegar al final de esta historia, en el relato que hizo Piazzolla de aquellos hechos, manifestó: "Hablaba como un uruguayo".
Se refería a Gardel. Terminada la filmación, Gardel y su comitiva partieron a la gira en la que los esperaba el terrible accidente de Medellín. Pasaron unos cuantos años de aquel accidente, la familia Piazzolla ya había regresado a la Argentina cuando Astor se enteró de lo siguiente: Andrés D'Aquila, el primer maestro de bandoneón de Astor vio un día en la vidriera de un negocio, una talla de madera algo chamuscada por el fuego que se vendía por veinte dólares. En esa talla (la figura del gaucho con guitarra) se leía, aún con toda claridad, la firma de su autor: Vicente Piazzolla, delante un cartelito que decía: "Perteneció a un cantor argentino de tango". D'Aquila no disponía en ese momento de los veinte dólares así que comprometió al dueño del negocio para que se la guardara hasta el día siguiente. Pero el comerciante no cumplió con su palabra.
Cuando D'Aquila regresó al día siguiente la talla había sido vendida. Esta historia siempre sorprendió a Piazzolla. Aquella talla que había partido de Nueva York junto a las pertenencias de Gardel y que alguien la había levantado de entre los restos del avión, sin que se sepa como, había regresado a Nueva York. Astor nunca perdió las esperanzas de que algún día alguien la encontrara y que se la devolviera, por el gran valor sentimental que tenía para él.
Pero eso nunca ocurrió, esta es una de esas historias donde sus partes no terminaron de unirse y no existe un final. Al menos por ahora.
*Yo lo encontré por ahí, pero además lo leí en algún libro que ya no tengo

4 comentarios:

AL-JAZERRA dijo...

la historia esta sacada del libro de gorin,"astor piazzolla a manera de memorias", y que se la atribuye a astor, gorin murio hace dos semanas, y era como te decia en otro coment, del grupo de las "viudas" que se reparten los recuerdos. alejandro.

Nicolás Mavrakis dijo...

¿Y cómo era aquello de la suspensión a último momento del viaje de Astor en el avión final de Gardel?

eggy dijo...

No sé de dónde salió la historia, ni me interesa realmente. No la conocía, y ahora, gracias a vos, sí. Y eso vale...
Saludos.

julieta dijo...

murió hace 2 semanas? cuál será el motivo para tener un mes plagado de casualidades? seguro que yo las genero, plaf, increible.

my dear, algo leí, en breve te cuento,( me apasiona)

hola eggy, que bueno que logres realmente manejarte así, yo si no encuentro el origen no paro, es incontrolable.